domingo, 13 de junio de 2010

Videos III - El pensamiento

Videos II - Cerebro y lenguaje

Videos I - Adquisición y desarrollo del lenguaje

Parte 1


Parte 2

Anexo: Estructura del lengauje

LA LENGUA es un gran sistema de signos (palabras, sintagmas, oraciones…) común a una comunidad ligüística, y esos signos, dependiendo de la lengua de que se trate, se combinan entre si siguiendo unas reglas.
     El habla es la realización concreta de la lengua por parte de un hablante en una situación determinada. El habla es individual y diferente en cada momento.
     La norma es la variedad estándar o común de la legua que sirve como modelo unificador, porque se considera un patrón correcto.
El uso de la palabra convierte al lenguaje verbal en el medio de comunicación más complejo y utilizado entre los hombres. En el lenguaje verbal, los signos son las palabras.

El signo: es una entidad capaz de comunicar algo. Se compone de:
     1. Significante: lo material, lo perceptible.
     2. Significado: lo representado, a los que se refiere.
Clasificación de signos:
a. Según el medio por el que se transmiten, en:
     - Signos acústicos: el timbre de la puerta.
     - Signo visuales: las luces de un semáforo.
     - Signos táctiles: una caricia una bofetada.
     - Signos olfativos: el olor de un perfume.
     - Signos gustativos: el dulzor, la acidez, el amargor de un alimento.
b. Según la relación existente entre sus componentes:
     - Indicios: entre significante y significado se establece una relación natural, sin intención comunicativa: humo (fuego), arrugas (vejez).
     - Iconos: entre significante y significado existe una relación de semejanza: mapas, fotografías, etc.
     - Símbolos: entre significante y significado existe una relación arbitraria y convencional: banderas, señales de trafico, palabras, etc.

La palabra puede ser analizada en niveles diferentes:

- Nivel fónico: componente sonoro del signo lingüístico.
- Nivel léxico-semántico: significado del signo lingüístico.
- Nivel sintáctico: reglas de combinación entre signos lingüísticos.
- Nivel fónico: estudia el componente sonoro de las palabras. Para entrar en este plano   de análisis es necesario que distingamos entre fonema, sonido y letra.
       a. Fonema:
- Es la unidad mínima de la lengua sin significado pero capaz de diferenciar significados. Es la imagen mental del sonido.
- La fonología es la disciplina que estudia los fonemas.
- Los fonemas se representan entre barras oblicuas: /b/, /a/, /k/
       b. Sonido: es la realización física y concreta del fonema.
- La fonética es la disciplina que estudia los sonidos.
- Los sonidos  se representan entre corchetes: [báka].
       c. Letra: representación gráfica del fonema.
- La ortografía es la disciplina que regula el empleo de las letras.
- Las letras se representan entre comillas

El sistema fonológico español se compone de 24 fonemas:
- 5 fonemas vocálicos: /a/, /e/, /i/, /o/, /u/.
- 19 fonemas consonánticos: /p/, /m/, /n/…

Fonemas vocálicos:
     No encuentran obstáculo en el aire al ser pronunciados.
     Se clasifican según el grado de abertura y su localización.
Fonemas consonánticos
     Encuentran algún obstáculo en el aire al ser pronunciados.
Bilabiales: se pronuncian juntando los labios: /p/, /b/, /m/.
Labiodentales: se pronuncian aproximando los dientes superiores al labio inferior: /f/
Interdentales: se pronuncian con la lengua entre las dos filas de dientes.
Dentales: se pronuncian apoyando la punta de la lengua en la cara interna de los dientes superiores. /t/, /d/.
Alveolares: se pronuncian apoyando la lengua en los alvéolos del paladar: /s/, /n/, /r/, /l/.
Palatales: se pronuncian apoyando la lengua en la parte central del paladar: /y/.
Velares: se pronuncian apoyando la parte posterior de la lengua en el velo del paladar: /k/, /g/.

Modo de articulación
Por la forma de los órganos, el aire encuentra el canal vocal más o menos cerrado para salir.
Oclusiva: el canal vocal esta totalmente cerrado, y el aire lo abre con una pequeña explosión: /p/, /t/, /k/, /b/, /d/, /g/.
Fricativas: el canal vocal está parcialmente cerrado, y el aire sale rozando los órganos articuladores: /f/, /s/.
Africadas: el canal vocal está totalmente cerrado, pero el aire lo abre sin explosión, saliendo con un pequeño roce o fricción: /y/.
Laterales: el aire sale por los canales que se forman a ambos lados de la boca: /l/.
Nasales: parte del aire sale por la nariz: /m/, /n/.
Vibrantes: el canal vocal está cerrado por la lengua que se apoya en los alvéolos de los dientes superiores; al vibrar la lengua se abre y se cierra el canal rápidamente, dejando que salga el aire: /r/.

sábado, 12 de junio de 2010

Lenguaje y cognición

LA COMUNICACIÓN para las interacciones sociales constituye, por su puesto, una función primordial del lenguaje, pero es patente también que el lenguaje está estrechamente vinculado con funciones cognoscitivas tales como el pensamiento, la formación de conceptos, la rememoración y la solución de problemas.
     No quiere esto decir que los procesos cognoscitivos dependan del lenguaje, ya que la relación entre lenguaje y pensamiento es compleja y es tema de controversia. Como hemos visto, las aptitudes lingüísticas de los niños aumentan entre la infancia y la edad de 4 años; al mismo tiempo, las actitudes cognoscitivas se incrementan considerablemente. Sin embargo, no podemos inferir lógicamente de esta correlación que todos los avances cognoscitivos sean resultado de un mejoramiento de la aptitud lingüística.
     Piaget y sus seguidores suponen que el desarrollo del lenguaje es parte del desarrollo cognoscitivo, y que refleja más que determina los niveles de logro cognoscitivo. Señalan que el pensamiento, en forma de inteligencia sensorimotriz comienza a desarrollarse antes que el lenguaje.
     Las primerísimas expresiones de los niños expresan su nivel del pensamiento y sus maneras de percibir a otros y a su ambiente, así como de interactuar con ellos. La comprensión y el uso de estructuras lingüísticas complejas y/o relacionadas semánticas probablemente dependen más del logro de determinadas capacidades cognoscitivas, que lo que éstas dependen del lenguaje.
     Flavell está de acuerdo en que “… el desarrollo lingüístico es, en buena parte, el aprender a expresar, en lengua materna lo que ya sabe uno… Por ejemplo, los niños de 12-24 meses de edad pueden ordenar y agrupar (categorizar) inteligentemente objetos… con fundamento en las diversas relaciones funcionales y físicas que se dan entre los objetos, aun cuando no son capaces de nombrara a la mayoría de estas categorías y relaciones”
      En pocas palabras, muchas autoridades sostienen que la cognición dirige el desarrollo del lenguaje, en vez de lo contrario. Al parecer, el entrenamiento en materia del lenguaje “no influye en el desarrollo intelectual de manera directa, general o decisiva”.
     Algunos teóricos rusos sostienen otra opinión más, y afirman que: “en su desarrollo, el pensamiento y el habla tienen raíces diferente”. Según Luria, “en las primeras etapas, el habla es tan solo un medio de comunicación con adultos y otros niños. Subsiguientemente se convierte también en un medio con el cual organiza sus experiencias y regula sus propias acciones. De modo que la actividad del niño no se ve mediada por palabras”. Cuando el niño pasa del lenguaje manifiesto al lenguaje encubierto, “subvocal”, el pensamiento se libera más del lenguaje; al menos, se libera de respuestas verbales manifiestas.

Mediación verbal
Una vez que el niño ha aprendido a emplear palabras eficiente y flexiblemente para instruirse a sí mismo, éstas se convierten en mediadores de la acción. Las respuestas mediadas son respuestas internas que aparecen entre los estímulos y las respuestas patentes. La respuesta encubierta, que puede ser una palabra o “etiqueta”, actúa luego como estímulo para alguna reacción manifiesta. Por ejemplo, una vez que el niño ha aprendido a poner la etiqueta caramelo (mediador verbal) a algunos estímulos, tiende a comportarse de maneras previsibles ante todas las cosas a las que se ponga esa etiqueta: lo tomará alegremente y se lo llevará a la boca.
La mediación verbal puede facilitar grandemente el aprendizaje, la rememoración y la solución de problemas.

Lenguaje, memoria y solución de problemas
a
La memoria es el procesamiento, el almacenamiento y la recuperación de información, y el lenguaje puede auxiliar en todas estas actividades.
     El repaso verbal es una manera efectiva y comúnmente empleada de incrementar la memoria y es una estrategia que los niños pueden aprender fácilmente. En un experimento sobre la memoria, se presentó a unos niños de primer grado de primaria una serie de ilustraciones en las que veían objetos, en las que veían objetos como un vaso, una cuchara y un martillo; el experimentador fue señalando lentamente, uno tras otro de dichos objetos varias veces. Más tarde se les presento a los niños un grupo más grande de ilustraciones y se les pidió que escogieran a las que el experimentador había señalado. Los que espontáneamente habían puesto nombres a los objetos de estímulo y habían repasado dichos nombres mostraron un recuerdo relativamente bueno, pero los que no hicieron el repaso mostraron más dificultad para recordar los estímulos.
     Estos estudios demuestran que el poner nombres y repasarlos, a menudo facilita la memoria, pero no que el poner nombres sea necesario para recordar acontecimientos.
A menudo, es más fácil resolver problemas complejos si se utilizan mediadores verbales para nombrar partes componentes o para guiar la acción, o bien, ambas cosas a la vez. En un estudio ruso, se mostraron a los niños fotografías de alas de mariposas y se les dijo que las aparearan con las ilustraciones semejantes que se les mostraban en un exhibidor grande. Los niños sintieron al principio que esta tarea era difícil y desconcertante, porque les costaba trabajo separar los dibujos de los colores de las alas. A un grupo experimental se les enseñaron luego los nombre ( de las manchas y de las franjas) que describían a las diversas formas, mientras que a los de un grupo de control no se les dieron los nombres. Después de aprenderse éstos nombres, los del grupo experimental hicieron más exactas apareamientos que antes de este aprendizaje. Incluso los niños más pequeños del grupo experimental ejecutaron mejor la tarea que los niños mayores del grupo de control. Evidentemente, el poner nombres a estímulos les proporcionó alguna distintividad que facilitó la tarea de aparearlos.
Para algunos niños, otras clases de mediadores – imágenes, representaciones pictóricas o símbolos no verbales – pueden cumplir los fines que las palabras cumplen para los niños que pueden hablar. Los niños sordos muestran por lo general deficiencias de lenguaje, y sin embargo ejecutan muchas tareas cognoscitivas y resuelven problemas tan bien como los niños de oído sano.

“Siendo como somos, criaturas versátiles, al negársenos el habla, nos valemos de otros medios simbólicos”.

El desarrollo del lenguaje

El lenguaje verbal
El lenguaje verbal está tan arraigado en nosotros que tenemos que hacer un cierto esfuerzo para poder comprender su importancia y para recordar todas aquellas dificultades que tuvimos al aprenderlo. La adquisición del lenguaje es un logro complejo y notable; exclusivamente humano. Ninguna sociedad animal ha desarrollado jamás un lenguaje que posea la diversidad y complejidad del habla humana, o que permita la transmisión y comprensión de una variedad infinita de mensajes.

El lenguaje verbal está tan arraigado en nosotros que tenemos que hacer un cierto esfuerzo para poder comprender su importancia y para recordar todas aquellas dificultades que tuvimos al aprenderlo. La adquisición del lenguaje es un logro complejo y notable; exclusivamente humano. Ninguna sociedad animal ha desarrollado jamás un lenguaje que posea la diversidad y complejidad del habla humana, o que permita la transmisión y comprensión de una variedad infinita de mensajes.

El lenguaje permite a las personas comunicar información, significados, intenciones, pensamientos y peticiones, a la vez que le posibilita expresar sus emociones.
Gracias al lenguaje, todo el mundo puede saber mucho más de lo que podría aprender por experiencia directa. El lenguaje interviene también, en general, en los procesos cognoscitivos; en el pensamiento, la memoria, el razonamiento, la solución de problemas y la planeación.

Capacidad productiva del lenguaje
a
“Cada uno de nosotros puede crear, teóricamente al menos, un número infinito de oraciones que nunca antes se hayan pronunciado; cada una de ellas coherente, propia, gramaticalmente correcta e inteligible por otros”

EL COMIENZO del lenguaje puede remontarse al llanto con el que el ser humano anuncia su nacimiento. De este sencillo primer sonido evoluciona más tarde la maravillosa variedad de los que constituyen el lenguaje del adulto.
Una de las características del bebé es su constante movimiento: por esa característica, a la primera etapa de la vida cognoscitiva se le denomina “sensomotora”. En esta etapa los músculos están entregados a una continua actividad, y puesto que el llamado aparato vocal está compuesto de músculos, también se halla siempre ejercitándose. De los movimientos de la mandíbula, de los labios, de la lengua y de las cuerdas vocales se producen sonidos, balbuceos irregulares que podrían denominarse “pinitos sonoros”.
     Está demostrado que, en los primeros meses de vida, los pequeños pueden emitir todos los sonidos que se utilizan en los distintos idiomas del mundo: no hay diferencia entre los sonidos emitidos por un bebé chino y uno italiano o griego. En un principio, ¡todos hemos sido políglotas! Después, a partir del quinto mes de vida, o del sexto, se observa una transformación gradual: el bebé comienza a repetir sólo los modelos sonoros que oye en su medio. Por este mismo tiempo, los pequeños empiezan a controlar la secuencia de los sonidos: repiten muchas veces una cierta combinación de sonidos, luego pasan a repetir otra combinación. Es la etapa del “balbuceo silábico”: da-da-da, ga-ga-ga, ba-ba-ba, ma-ma-ma. Todos los bebés balbucean de modo muy similar y por esta razón las voces infantiles “papá” y “mamá” son tan parecidas en los distintos idiomas.

Las primeras palabras. Superadas las etapas de los “pinitos sonoros” y de los “balbuceos”, entre los ocho y diez meses los niños imitan frecuentemente los sonidos de los adultos (hay que subrayar: “sonidos”, no “palabras”). Estos pasos son importantes, pero desde luego aún no se trata de palabras que signifiquen algo. ¿Cómo podemos entonces afirmar cuándo los niños empiezan a pronunciar palabras con significado? La imitación y el reforzamiento son dos procesos importantes, fundamentales, y a ellos nos referimos al hablar del aprendizaje.

Otro proceso, igualmente importante, es la “asimilación del significado de las palabras”. Ante ciertos términos el niño debe manifestar una respuesta “selectiva” o “discriminatoria”. Por ejemplo, al oír la palabra “mamá” debe mirar a la madre, y no al hermanito, o cualquier otra cosa; al oír la palabra “pelota”, debe mirar hacia ésta y no a otra parte.
     Podemos constatar así, poco a poco, que el pequeño comienza a comprender las palabras hacia el final de su primer año. Poco después, en promedio al año de edad, estará en posibilidad de pronunciar las primeras palabras, verdaderas palabras, utilizadas de modo apropiado y con significado.
No obstante, en los meses que siguen a la asimilación de las primeras palabras, el lenguaje evoluciona con lentitud; el pequeño se siente atraído por otras actividades como caminar y explorar su medio, más que por hablar. Después, especialmente entre los 18 meses y los 3 años, se observan progresos rápidos y espectaculares: el “vocabulario” del niño, aumenta en esta etapa más de lo que habrá de aumentar en las futuras. Para la fecha en que han cumplido cuatro años, la mayoría de los niños habla con oraciones bien formadas que expresan a veces pensamientos sorprendentemente complicados. Hacia la edad de 6 años, el niño norteamericano tiene un vocabulario que varía entre las 8,000 y las 14,000 palabras. Esto significa que entre las edades de 1 y 6 años diariamente se añaden al vocabulario del niño de cinco a ocho palabras por término medio, lo que es verdaderamente un logro notable.

Las primeras frases. Los psicólogos todavía el difícil proceso mediante el cual el niño aprende la gramática y comienza a decir, por ejemplo: “Juan bebe la leche”, con el claro propósito de expresar una circunstancia muy precisa.
El niño emplea sus primeras palabras aisladamente, dándoles el valor de frases: se trata de la “etapa de la palabra-frase” o del “lenguaje telegráfico”, en el cual un solo elemento (representado por una palabra) resalta en menoscabo de los demás. Por ejemplo, “Mamá” puede significar: “La pelota me la dio mamá”, o “Quiero a mamá”,o muchas otras cosas. Este lenguaje rudimentario paulatinamente se vuelve más complejo y estructurado.

     El desarrollo gramatical puede ser propiciado por los padres, quienes deben repetir muy a menudo las expresiones de sus pequeños sin las distorsiones y las omisiones propias del lenguaje infantil. Esta actitud paterna es muy útil puesto que ofrece un modelo correcto que el niño puede imitar.
El niño no aprende por imitación pasiva, sino que elabora de forma creativa las reglas del lenguaje. Se confirma más este hecho, además, porque generalmente el pequeño “corrige” el idioma después de que ha comenzado a usar las formas gramaticales adecuadas.

La formación de conceptos en el niño
Los conceptos no son elementos estáticos sino que evolucionan continuamente. Ciertos conceptos aparentemente sencillos, tales como los de “animal” o “árbol”, cambian cualitativamente al paso del tiempo: aunque ya están presentes en la mente de un niño de veinte meses, son muy diferentes de los de un niño de seis años, el cual los maneja de manera más articulada.
La influencia del medio es muy importante para la formación de los conceptos por parte del niño: éste los asimila mejor o peor, dependiendo de si están presentes en el mundo que lo rodea.
Un niño de la ciudad hablará de un “árbol”, mientras que un niño del campo hablará de un “cedro”, de un “álamo” o de un “nogal” utilizando términos específicos, puesto que esa parte de la realidad que los árboles constituyen, está para él, conceptualmente mucho mejor articulada..
También los intereses desempeñan en esto un papel muy notable: hay muchos niños de cinco años que articulan con gran riqueza el concepto de “automóvil”, diferenciando con exactitud los distintos tipos y marcas; en cambio, son muchos los adultos que no podrán distinguir entre un auto deportivo y un sedán común.
Además de volverse más complejos y diferenciados al crecer el niño, los conceptos cambian de otras maneras. Pueden distinguirse a este respecto: el grado de “abstracción”, la “concordancia”, la “claridad” y la “accesibilidad”.

La abstracción. Algunos conceptos son concretos, tales como los de “hombre”, “animal” y “edificio”; en cambio otros son abstractos, como es el caso de “bondad”, corrupción” e “inteligencia”. En una primera etapa, los objetos y los hechos se agrupan conforma a sus características directamente perceptibles: los niños en edad preescolar tienden a clasificar los objetos según datos que saltan a la vista, tales como la proximidad espacial y temporal o las semejanzas de color, forma y posición. Al paso del tiempo, el niño asimilará también los conceptos con base en atributos abstractos y podrá dar una definición de términos tales como “justicia”, “envidia” y “caridad”.

La concordancia. Este término se refiere al hecho de que el niño entiende un determinado concepto en la misma forma que lo entienden los miembros de su comunidad. Al ser capaz de distinguir entre el muy personal significado que da a cierto término, y el significado que los demás le atribuyen, llega un momento en que su concepto concuerda con el de quienes lo rodean.

La claridad. Por claridad se entiende la precisión de un concepto y, por consiguiente, su disponibilidad para ser usado de modo más eficaz. El concepto de “una hora” es un tanto vago para el niño de tres años: por ende, no comprenderá bien lo que tiene que esperar si la madre le dice que saldrán dentro de una hora; no sabrá cuantas cosas puede hacer en ese lapso. El pequeño es menos hábil para usar los conceptos que conoce porque tiende a verlos con un sentido absoluto, más que relativo.

La accesibilidad. Con éste termino se denota la facilidad con que el niño logra descubrir sus propios conceptos y hablar de ellos. También en este caso se manifiesta una evolución conforme pasa el tiempo: el niño es cada vez más hábil para expresarlos

En síntesis, cuando el niño crece no sólo asimila una cantidad de conceptos siempre mayor, sino que éstos se afirman y adquieren un significado igual al que les otorgan los demás miembros de la comunidad. Por esta razón, el lenguaje se convierte en el medio de comunicación más adecuado y también el preferido.

El lenguaje no verbal
a
Mediante el lenguaje, el hombre está capacitado para comunicarse con sus semejantes, así como para describir condiciones abstractas, expresar ideas y sentimientos y apoyar su propio razonamiento.
Sin embargo, basta una sencilla reflexión para intuir que otras formas de comunicación no verbales, desempeñan un papel fundamental en las relaciones interpersonales. La buena convivencia humana en gran parte consiste en comprender a las personas que nos rodean.  
     No es suficiente entender el idioma sino también los ademanes expresivos y las reacciones emotivas; cuanto mejor sepamos reconocer estas actitudes, mas adecuadamente sabremos desenvolvernos ante nuestro prójimo o interactuar con él. Por lo común, este lenguaje silencioso se adopta para aclarar o subrayar el significado de las palabras, pero muchas veces son precisamente nuestros gestos y nuestras actitudes los que con mayor eficacia comunican la parte más real y recóndita del mensaje.
     Los verdaderos pensamientos y sentimientos se evidencian en las actitudes y en los pequeños movimientos habituales. Un pie que golpe insistentemente el piso puede denotar cierta tensión o impaciencia; una manera de caminar desmadejada puede ser signo de indiferencia y falta de voluntad; un cigarrillo apagado con energía puede indicar una cierta irritación, mientras que el que se consumen lentamente entre los dedos revela un momento de distracción o el asomo de una fantasía.
     Muchas veces, para entender bien a una persona es preferible mirarla que escucharla; con un ejercitado espíritu de observación y mucho sentido común pueden juzgarse y comprenderse mejor las razones mentales y psíquicas de nuestros interlocutores: en síntesis, entenderemos y se nos entenderá.
Con los gestos, los ademanes, las posturas del cuerpo, las expresiones del rostro, la dirección de la mirada y el tono de voz, el hombre, siempre demasiado atento a las palabras, transmite una información ce carácter predominantemente afectivo y revela inconscientemente lo más íntimo y verdadero de su ser.

Servirse del lenguaje no verbal ayudará a comprender mejor las emociones y los problemas de los demás, y hará comprensibles los nuestros; este tipo de intercambio beneficiará nuestras relaciones con el mundo que nos rodea, haciéndolo más armonioso y menos insensible.

lunes, 31 de mayo de 2010

Nuestra mente: los elementos básicos

Gracias a la mente, todos realizamos un trabajo continuo y maravilloso que, primero almacenado y después procesando innumerables datos, permite la solución de nuestros problemas cotidianos. Este hecho, siempre sorprendente, es lo que denominamos "inteligencia".

AL NACER nos encontramos inmersos en un complejo mundo de colores y de sonidos, de estímulos y de problemas, de imágenes y de personas. Después, poco a poco, comenzamos a conocer ese mundo y logramos distinguir los diversos objetos, expresar nuestras ideas, recordar determinadas reglas, crear otras nuevas y resolver las numerosas labores de la vida cotidiana: todo esto constituye nuestra "actividad cognoscitiva", es decir, aquellas funciones necesarias para conocer y afrontar el mundo, con los problemas que éste plantea. El pensamiento también forma parte de dichas funciones.

Qué  es el pensamiento
Para el psicólogo el "pensamiento" es una actividad mental que se presenta de muchas formas: del razonamiento a hacer planes para el futuro y a la imaginación. Es muy difícil establecer cuáles son los límites que separan una forma de otra.

El razonamiento. Muy frecuentemente nos hallamos en circunstancias de concentrar nuestra mente el alguna cosa precisa. En casos especiales, sucede cuando hacemos un razonamiento: éste se inicia con un problema específico y continúa hasta que ideamos alguna solución.
     En este tipo de situaciones existe la tendencia a experimentar una especie de tensión (a veces placentera, a veces no tanto), una curiosidad que tiende a probar, a buscar, a preguntar y a preguntarse. En el razonamiento que conduce a solucionar un problema ponemos a prueba varias ideas y, por lo general, cuánto más numerosas son estas, más probabilidades hay de alcanzar un resultado "que funcione".
     A este respecto, los trabajos del psicólogo estadounidense Joy Paul Guilford son particularmente interesantes. Él distingue dos tipos de pensamiento:
a
     1. El pensamiento convergente
     2. El pensamiento divergente
 a
 El primero es "cerrado", es decir, implica la restricción de las posibilidades y la producción de una única respuesta a problemas taes como "Alto es a bajo como largo es a...", o como " Diga cuál es el quinto número de la serie 2, 4, 8, 16". Este tipo de problemas es el más abundante en las llamadas "pruebas de inteligencia".

El pensamiento divergente, a su vez, es "abierto" porque requiere la producción del mayor número de respuestas a problemas del tipo de: "Diga todas las maneras en que se puede usar una hoja de papel" o de: "Escriba el mayor número posible de palabras que empiecen con la letra b".
Según Guilford, el pensamiento divergente constituye un importante factor de la creatividad; muchas veces el pensamiento divergente se halla en la raíz de una forma brillante y original de resolver problemas.

 
La imaginación. Una característica muy importante del pensamiento divergente es su desvinculación de patrones preestablecidos: la libertad, que permite a las ideas fluir. Otro tipo de pensamiento "libre" lo hallamos en la imaginación, pues es independiente del pensamiento común y acostumbrado.
Imaginar significa concebir nuevas posibilidades: ideamos la trama de una novela, planeamos pasar junto al mar nuestras vacaciones, dibujamos un garabato o una obra de arte, o bien, tenemos la idea de modificar un viejo hábito; en todo caso antes de emprender cualquiera de tales actividades creamos una imagen de lo que pretendemos hacer.
     En el razonamiento, el número de soluciones a un problema es limitado; en cambio, en la imaginación se tiene mayor libertad para elaborar el material. Cabe aclarar que la imaginación no se produce de la nada, no es una especie de conjuro mágico, sino un modo de reorganizar en forma original el material ya existente en el individuo como parte de su experiencia; así se podrán forjar expectativas totalmente diferentes de las otras, que aparezcan como profundamente originales y personales.

La fantasía. Yendo aún más allá, por el camino de la imaginación, llegamos a la fantasía o al soñar despiertos, que admite rebasar los límites de la realidad y del control consciente dejando que el pensamiento vague con entera libertad. Casi siempre la fantasía nace del sentimiento de insatisfacción ante el estado en que se hallan las cosas y del deseo de cambiarlas, aunque sea sólo en el pensamiento: en este caso, la imaginación adquiere el significado de evasión y de compensación.
El tipo de imaginación visto anteriormente lleva, con frecuencia, a la acción, mientras que la fantasía solamente se produce por el simple gusto de vivirla y puede no tener otra consecuencia que la satisfacción personal.
     Un género muy común del "soñar despiertos" se relaciona con cosas difícilmente alcanzables en la realidad. Estas actividades pueden resultar ser más importantes de lo que parecen. Las personas que no han desarrollado su fantasía pueden ser presa fácil de los excesos alimentarios, de la violencia y de las drogas. Evidentemente, quien no logra servirse de la fantasía para enriquecer su propia experiencia o para encontrar salidas válidas a comportamientos inaceptables corre el riesgo de sufrir trastornos que pueden llegar a ser graves.
La fantasía y el acto de soñar despiertos, lejos de ser cosas intrascendentes y vanas, pueden convertirse en actividades que fundamenten nuestra serenidad y nuestra razón de ser.

Los elementos básicos y los procesos del pensamiento
Nuestra actividad cognoscitivo se caracteriza por algunos procesos que, a su vez, están constituidos por unidades o elementos básicos; éstos últimos son las estructuras mentales del de la vida cognoscitiva y comprenden el esquema, la imagen, el símbolo, el lenguaje, el concepto y la regla.
Por su parte, los procesos son métodos en los que se utilizan los elementos básicos en una actividad mental compleja y según ciertas reglas. Éstas abarcan la comprensión del problema, el aprendizaje, la memoria, la formulación de la hipótesis y su evaluación, y la ejecución del método más adecuado.

Esquemas e imágenes
La unidad de pensamiento más simple es el "esquema", que puede definirse como la representación mental de las características esenciales de un objeto o de un hecho. Por ejemplo, un rostro tiene algunos elementos básicos que están dispuestos de un modo determinado, y aunque se nos presente dibujado en forma escueta (lo que se dice "esquemática") podemos reconocerlo de inmediato; esto es lo que nos sucede con la caricatura de un personaje.
Otro ejemplo, puede ser el mapa mental que tenemos de una determinada ciudad visitada anteriormente, el cual nos permitirá orientarnos si llegásemos a regresar a ella.
     A su vez, la "imagen" es la representación mental detallada de un objeto o de un hecho; por tanto, es más rica que el esquema, aunque de éste se derive: es el recuerdo muy vívido del rostro de un amigo, el cuadro mental de la calle bien conocida que nos lleva al sitio de trabajo o a casa, o a la idea exacta del procedimiento para hacer la mermelada de zarzamora. La construcción de una imagen precisa, a partir de simples esquemas, requiere un trabajo mental bastante complejo; sin embargo, se ha demostrado que aun el recién nacido está en posibilidad de alcanzar ese resultado. Andrew Meltzoff demostró que los bebés de dos semanas (y algunos de apenas una hora de nacidos) pueden ya imitar a un adulto que abre la boca, frunce los labios y saca la lengua, lo que es un ejemplo sorprendente de imitación y de memoria, posible gracias a algún tipo de representación mental de un hecho.

La imagen eidética. Todos somos capaces de ver una escena mientras está frente a nuestros ojos. En cambio, pocos niños y aún menos adultos pueden mantener en la mente por mucho tiempo la imagen detallada de una escena que ya no está ahí, a la vista. Esta característica se conoce como "imagen eidética" o en términos menos científicos, "memoria fotográfica" (aunque, al parecer, para nada intervienen la memoria en este caso), y podemos decir que un individuo la posee si, después de haber mirado una figura por algunos segundos, afirma que la puede seguir viendo claramente, al punto de poder describirla como si aún la tuviese ante los ojos.

Los símbolos
Mientras que en el esquema y en la imagen tenemos una copia más o menos perfecta de un objeto o de un hecho, en el símbolo el objeto o el hecho están representados en forma aarbitraria, es decir, con base en una especie de acuerdo según el cual "esto representa aquello": "la paloma representa la paz".
     Otro ejemplo lo constituyen las letras del alfabeto,Cada una de las cuales es el símbolo gráfico de un determinado sonido: en la forma de la Z no hay nada que pueda sugerir un zumbido, y sin embargo en los textos de las historietas “ZZZZZ” representa el vuelo de una abeja o también un personaje que está profundamente dormido. Los números, las letras dispuestas de una cierta manera para formar las palabras, las figuras que se utilizan en los señalamientos viales y en muchas otras indicaciones, las notas musicales y las gráficas de un libro son, todos, ejemplos de símbolos.
     La capacidad de pensar por medio de símbolos se manifiesta durante el segundo año de vida y después aumenta rápidamente. Ya que el lenguaje, está dado por un conjunto de símbolos, los niños deben tener la capacidad de usar primero los símbolos para poder usar después el lenguaje.